La mirada.
Mi última acuarela, una leona que me dirigió su fulminante mirada. Esta manada nos la encontramos a media mañana y ya habían dado buena cuenta de una cebra cazada al amanecer. Cuando llegamos ya habían desayunado, el macho, las hembras y la mayoría de las crías, alguna de éstas seguían rebañando el plato.